martes, 19 de julio de 2011

EDUCADAMENTE LIBRE

Beatriz Zorraquín. 27 min. España 2011.  SODOKU.
Los protagonistas de Educadamente libre narran sus experiencia, a veces traumáticas, durante su infancia en el colegio, y cómo aún hoy  dichas vivencias  y sus recuerdos siguen influyendo en sus vidas.


Educadamente Libre, el documental from Beatriz Zorraquin on Vimeo.

FUENTE: http://vimeo.com/19011618
http://educadamentelibre.blogspot.com/
RELACIÓN PEDAGÓGICA E INTERACCIÓN COMUNICATIVA:
TERRITORIO DE ENCUENTROS
De Fabiola Vanegas

EDOC -Bogotá, Colombia.
MaturanaRomesinH-ElSentidoDeLoHumano
LA APORTACION DE HUMBERTO MATURANA PARA PENSAR

Edgar Morin reclama una metamorfosis del conocimiento, la ética y la política

Alberto Martin

Edgar Morin (París, 1921) ha desarrollado a lo largo de su extensa obra el concepto denominado “pensamiento complejo”. A grandes rasgos, éste se refiere a la necesidad de abordar las cosas, sean estas de la naturaleza que sean, desde una perspectiva global, que analice las partes con visión unitaria, organizada, y nunca reduccionista. Se trata de ver el todo pero también las cualidades de las partes. Para Morin, la tendencia al reduccionismo que, a su juicio, propicia el modelo educativo imperante, “nos impide ver los problemas fundamentales y globales”. Parafraseando a Ernesto Sábato, Morin reclama en lugar de especialistas la presencia de mundiólogos. “Nunca –afirma– hemos tenido tantas informaciones pero tan pocas soluciones”.
 
La complejidad de las cosas, las aparentes contradicciones entre distintas verdades, está siendo utilizada en lugar de como una oportunidad o reto, como una excusa. “Complejidad es una palabra cada vez más utilizada, pero se hace como un indicativo de la derrota de nuestra capacidad y no como un desafío a nuestra mente”, indicó el pensador francés.
 
El primer ámbito que es necesario modificar para dotar de esa complejidad positiva es, por lo tanto, el educativo. “El actual –afirmó Morin– reparte los conocimientos por disciplinas, sin relacionarlos. Es un modelo que propicia un conocimiento lineal en lugar de circular”.
 
Una vez que se alcance ese modo de pensar que respete y asuma la complejidad, llega, a juicio de Morin, el siguiente paso, no es otro que aceptar y aplicar la “ética compleja”. Aceptarla en el sentido que una acción puede deparar un resultado distinto al pretendido. “El comunismo –puso de ejemplo el pensador– dio como resultado un crecimiento del capitalismo y de la religión. Dos cosas que seguro que no pretendió. Por ello –continuó Morin– debemos ver la ética con esta complejidad, con esa posibilidad de contradicción”. No obstante, para Morin las cosas irán mucho mejor si a las acciones se les dota de dos fuentes éticas fundamentales: la solidaridad y la responsabilidad.
 
El tercer paso, tras modificar pensamiento y ética, debe ser cambiar la manera de hacer política. Para ello es necesario introducir en ella la complejidad, o dicho de otra manera lograr que nuestros políticos actúen aplicando pensamiento y ética compleja. Se trata de que sus decisiones las pasen por un doble filtro: la crítica de la utopía y la crítica del realismo. La primera, la de la utopía, consiste, según describió Morin, en no dejarse cegar por la búsqueda de la perfección, de la armonía absoluta, “algo imposible de alcanzar”, pero a la vez jamás renunciar a lograr un mundo mejor. En cuanto a la crítica del realismo, Morin la argumenta en la necesaria huída de cualquier actitud inmovilista y no aceptar pretextos como el “no estar preparados para empezar lo inesperado”.
 
Para finalizar, Morin dejó a un lado su discurso teórico y se centró en el actual momento de crisis económica mundial, “una situación que puede parecer que conduce a la catástrofe, al aumento del capitalismo y de la miseria, pero que también nos concede una oportunidad: una confederación de los humanos para salir a una nueva época. Es una posibilidad positiva muy improbable, mientras que las negativas son muy probables. Pero hemos de pensar –continuó el pensador su reflexión– que la historia humana nos habla de situaciones improbables que se hicieron realidad. Atenas fue defendida por unos pocos de un ejército de miles. Sus posibilidades eran pocas, pero resistieron y gracias a ello nació la democracia y la filosofía”, señaló Morin.
 
Antes de concluir, el autor de La mente bien ordenada, dejó una última reflexión. Si en un momento dado llega esa conexión, si se produce este cambio en el modo de ver las cosas para ayudar a la gente a tratar sus problemas, si se hace realidad esa esperanza posible en un mundo donde impera la desesperación, la desesperanza y la pérdida de ilusión en el futuro, Morin solicita que nadie lo llame revolución y sí metamorfosis. “Donde se pronuncia la palabra revolución siempre aparece la violencia. Optemos por el cambio tranquilo, por la metamorfosis y, como dijo Heráclito hace muchos siglos, no olvidemos que si tú no buscas lo inesperado, nunca lo encontrarás”.
 
- Alberto Martin es Periodista y Subdirector del semanario Tribuna Complutense
 
Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.


http://alainet.org/active/34564&lang=es
Lectura recomendada:

Reinventar el vínculo educativo: aportes de la Pedagogía Social y del PsicoanálisisHebe TIZIO Coordinadora; Editorial Gedisa. 2001- Barcelona (España)
ELOGIO DE LA METAMORFOSIS
EDGAR MORIN


Cuando un sistema es incapaz de resolver sus problemas vitales por sí mismo, se degrada, se desintegra, a no ser que esté en condiciones de originar un metasistema capaz de hacerlo y, entonces, se metamorfosea. El sistema Tierra es incapaz de organizarse para tratar sus problemas vitales: el peligro nuclear, agravado por la diseminación y, tal vez, privatización del arma atómica; la degradación de la biosfera; una economía mundial carente de verdadera regulación; el retorno de las hambrunas; los conflictos étnico-político-religiosos que tienden a degenerar en guerras de civilización... La ampliación y aceleración de todos esos procesos pueden considerarse el desencadenante de un formidable feed-back negativo, capaz de desintegrar irremediablemente un sistema.

Lo probable es la desintegración. Lo improbable, aunque posible, la metamorfosis. ¿Qué es una metamorfosis? El reino animal aporta ejemplos. La oruga que se encierra en una crisálida comienza así un proceso de autodestrucción y autorreconstrucción al mismo tiempo, adopta la organización y la forma de la mariposa, distinta a la de la oruga, pero sigue siendo ella misma. El nacimiento de la vida puede concebirse como la metamorfosis de una organización físico-química que, alcanzado un punto de saturación, crea una metaorganización viviente, la cual, aun con los mismos constituyentes físico-químicos, produce cualidades nuevas.
La formación de las sociedades históricas, en Oriente Medio, India, China, México o Perú, constituye una metamorfosis a partir de un conglomerado de sociedades arcaicas de cazadores-recolectores que produjo las ciudades, el Estado, las clases sociales, la especialización del trabajo, las religiones, la arquitectura, las artes, la literatura, la filosofía... Y también cosas mucho peores, como la guerra y la esclavitud.
A partir del siglo XXI, se plantea el problema de la metamorfosis de las sociedades históricas en una sociedad-mundo de un tipo nuevo, que englobaría a los Estados-nación sin suprimirlos. Pues la continuación de la historia, es decir, de las guerras, por unos Estados con armas de destrucción masiva conduce a la cuasi-destrucción de la humanidad.
La idea de metamorfosis, más rica que la de revolución, contiene la radicalidad transformadora de ésta, pero vinculada a la conservación (de la vida o de la herencia de las culturas). ¿Cómo cambiar de vía para ir hacia la metamorfosis? Aunque parece posible corregir ciertos males, es imposible frenar la oleada técnico-científico-económico-civilizatoria que conduce al planeta al desastre. Y sin embargo, la historia humana ha cambiado de vía a menudo. Todo comienza siempre con una innovación, un nuevo mensaje rupturista, marginal, modesto, a menudo invisible para sus contemporáneos. Así comenzaron las grandes religiones: budismo, cristianismo, islam. El capitalismo se desarrolló parasitando a las sociedades feudales para alzar el vuelo y desintegrarlas.
La ciencia moderna se formó a partir de algunas mentes rupturistas dispersas, como Galileo, Bacon o Descartes; luego, creó sus redes y sus asociaciones; en el siglo XIX, se introdujo en las universidades y, en el XX, en las economías de los Estados, para convertirse en uno de los cuatro poderosos motores del bajel espacial llamado Tierra. El socialismo nació en algunas mentes autodidactas y marginalizadas del siglo XIX, para convertirse en una formidable fuerza histórica en el XX. Hoy, hay que volver a pensarlo todo. Hay que comenzar de nuevo.
De hecho, todo ha recomenzado, pero sin que nos hayamos dado cuenta. Estamos en los comienzos, modestos, invisibles, marginales, dispersos. Pues ya existe, en todos los continentes, una efervescencia creativa, una multitud de iniciativas locales en el sentido de la regeneración económica, social, política, cognitiva, educativa, étnica, o de la reforma de vida.
Estas iniciativas no se conocen unas a otras; ninguna Administración las enumera, ningún partido se da por enterado. Pero son el vivero del futuro. Se trata de reconocerlas, de censarlas, de compararlas, de catalogarlas y de conjugarlas en una pluralidad de caminos reformadores. Son estas vías múltiples las que, al desarrollarse conjuntamente, se conjugarán para formar la vía nueva que podría conducirnos hacia la todavía invisible e inconcebible metamorfosis. Para elaborar las vías que confluirán en la Vía, tenemos que deshacernos de las alternativas reductoras a las que nos obliga el mundo de conocimiento y pensamiento hegemónico. Así es necesario, al mismo tiempo, mundializar y desmundializar, crecer y decrecer, desplegar y replegar.
La orientación mundialización-desmundialización significa que, si bien hay que multiplicar los procesos de comunicación y "planetarización" culturales, si bien necesitamos que se constituya una conciencia de "Tierra-patria", también hay que promover, de manera desmundializadora, la alimentación de proximidad, los artesanos de proximidad, los comercios de proximidad, las huertas periurbanas, las comunidades locales y regionales.
La orientación crecimiento-decrecimiento significa que hay que potenciar los servicios, las energías verdes, los transportes públicos, la economía plural -y por tanto la economía social y solidaria-, las disposiciones para la humanización de las megalópolis, las agriculturas y ganaderías biológicas, y reducir los excesos consumistas, la comida industrializada, la producción de objetos desechables y no reparables, el tráfico de automóviles y de camiones en beneficio del ferrocarril.
La orientación despliegue-repliegue significa que el objetivo ya no es fundamentalmente el desarrollo de los bienes materiales, la eficacia, la rentabilidad y lo calculable, sino el retorno de cada uno a sus necesidades interiores, el gran regreso a la vida interior y a la primacía de la comprensión del prójimo, el amor y la amistad.
Ya no basta con denunciar, hace falta enunciar. No basta con recordar la urgencia, hay que comenzar a definir las vías que conducen a la Vía. ¿Hay razones para la esperanza? Podemos formular cinco:
1. El surgimiento de lo improbable. La victoriosa resistencia, en dos ocasiones, de la pequeña Atenas frente al poderío persa era altamente improbable, pero permitió el nacimiento de la democracia y la filosofía. También fue inesperado el frenazo de la ofensiva alemana ante Moscú, en el otoño de 1941, e improbable la contraofensiva victoriosa de Zhúkov, iniciada el 5 de diciembre, que vendría seguida, el 8, por el ataque de Pearl Harbour y la entrada de Estados Unidos en la guerra.
2. Las virtudes generadoras-creadoras inherentes a la humanidad. Al igual que en todo organismo humano adulto existen células madre dotadas de aptitudes polivalentes (totipotentes) propias de las células embrionarias, pero desactivadas, en todo ser humano, y en toda sociedad humana, existen virtudes regeneradoras, generadoras y creadoras durmientes o inhibidas.
3. Las virtudes de la crisis. Al tiempo que las fuerzas regresivas o desintegradoras, las generadoras y creadoras despiertan en la crisis planetaria de la humanidad.
4. Las virtudes del peligro. "Allá donde crece el peligro, crece también lo que nos salva". La dicha suprema es inseparable del riesgo supremo.
5. La aspiración multimilenaria de la humanidad hacia la armonía (paraíso, luego utopías, después ideologías libertaria/socialista/comunista, más tarde aspiraciones y revueltas juveniles de los años sesenta). Esta aspiración renace en el hervidero de iniciativas múltiples y dispersas que podrán alimentar las vías reformadoras destinadas a confluir en la vía nueva.
Las viejas generaciones están desengañadas de tantas falsas esperanzas. A las jóvenes les entristece que no haya una causa común como la de nuestra resistencia durante la II Guerra Mundial. Pero nuestra causa llevaba en sí misma su contrario. Como decía Vassili Grossman de Estalingrado, la mayor victoria de la humanidad fue también su mayor derrota, puesto que el totalismo estalinista salió victorioso de ella. Hoy, la causa es inequívoca, sublime: se trata de salvar a la humanidad.
La verdadera esperanza sabe que no es certeza. Es una esperanza no en el mejor de los mundos, sino en un mundo mejor. "El origen está delante de nosotros", decía Heidegger. La metamorfosis sería, efectivamente, un nuevo origen.
Edgar Morin es sociólogo y filósofo francés. Traducción de José Luis Sánchez-Silva.