La historia más extendida sobre la conmemoración del 8 de marzo hace referencia a los hechos que sucedieron en esa fecha del año 1908, donde murieron calcinadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un incendio provocado por las bombas incendiarías que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían. También se reconoce como antecedente a las manifestaciones protagonizadas por obreras textiles el 8 de marzo de 1957, también en Nueva York.
Obreras textiles de Nueva York, protagonistas del 8 de marzo:
Si la máquina del tiempo existiera, podríamos ver a Celia o a Elisa, junto con sus compañeras de fábrica, caminando por las calles de Nueva York a fines del invierno de 1857. Era una época en la que cada vez más mujeres se incorporaban a la producción, especialmente en la rama textil, donde eran mayoría absoluta. Pero las extenuantes jornadas de más de 12 horas a cambio de salarios miserables sublevaron a las obreras de una fábrica textil neoyorquina que salieron a reclamar por sus derechos. Era el 8 de marzo y las manifestantes fueron atacadas por la policía.
fuente video:radialistas.net
8 de Marzo
Poema Escrito por Gioconda Belli
Amanece con pelo largo el día curvo
de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a
nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo máspesado
Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos
a parir a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las mujeres que intrigan y levantan
falsos testimonios.
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo
género
Tantas flores serían necesarias
para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.
Amanece con pelo largo el día curvo
de las mujeres.
Queremos flores hoy.
Cuánto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.
COMPARTIENDO CON LOS EQUIPOS DOCENTES DE ECUADOR:
PARA OTRO MUNDO POSIBLE;
OTRAS RELACIONES DE GÉNERO
Nuestras opciones religiosas, políticas, sociales, nos encaminan al análisis de nuestras realidades, un análisis que puede ser crítico o ingenuo de acuerdo con las estructuras mentales o ideología que tengamos.
Una frase de Leonardo Boff lo explica bien: “La cabeza piensa desde donde pisan los pies”. Es decir, no es lo mismo analizar la economía desde una casa cómoda llena de artefactos eléctricos, que desde una triste habitación que funciona como “casa” y en la viven cinco personas con hambre y frío.
Así, vamos percibiendo las injusticias y crudas realidades: el hambre de muchos, el desempleo, la violencia, el maltrato infantil, las guerras, el poder imperialista de algunos países, la exclusión…
En el fondo, estas iniquidades son consecuencia de las relaciones humanas y sociales que tenemos y que dejan mucho que desear.
Pero es más difícil que percibamos el problema que existe en las relaciones sociales y de poder entre hombres y mujeres. Nos acostumbramos a vivir con ciertas lógicas, parámetros, papeles sociales con las cuales la sociedad otorga más poder, más valor, más fuerza política, más inteligencia, a los hombres que a las mujeres. Las mismas mujeres, muchas veces, aceptamos estas “reglas” como si fueran verdades divinas.
Fueron las feministas las primeras en detectar y denunciar que esta manera de organizar nuestra sociedad, genera gran injusticia. Desde hace cien años se viene luchando en este sentido, a través de variados movimientos sociales. Y no se trata solamente de que las mujeres reivindiquen sus derechos; los hombres también se suman a estas corrientes liberadoras, porque es urgente y necesario cambiar las estructuras políticas y sociales jerárquicas dominadas por los hombres.
El mundo necesita nuevas relaciones entre hombres y mujeres; y existen muchos espacios de reflexión, movimientos, foros, donde se trabaja concientemente para desnudar las injusticias ocultas del patriarcado, del machismo, del sexismo. Por ejemplo: estudios de la ONU han demostrado que el lugar más inseguro para las mujeres latinoamericanas, es su propio hogar. La violencia contra las mujeres es la primera causa de mortalidad e invalidez entre las mujeres del mundo entre 15 y 45 años de edad y provoca más muertes que los accidentes de tránsito, el cáncer y las guerras.
¿Qué nos pasa? ¿Cuáles son las motivaciones de esta atroz desigualdad en la convivencia humana?
Necesitamos reflexionar profundamente sobre varias cuestiones para cambiar nuestra manera de con-vivir:
- Las interpretaciones antropológicas y sociales sobre el ser hombre y el ser mujer que crean personas y grupos.
- El lugar y el rol del ser humano (hombre y mujer) en el conjunto de las instituciones sociales.
- La comprensión que tenemos de nuestra identidad humana.
- La ciencia masculina.
- La autoestima femenina.
- La interpretación que hacemos del cuerpo, del sexo y de la sexualidad.
- Las diferentes expresiones religiosas que legitiman la dominación de las mujeres de diferentes maneras.
- La simbología masculina vinculada a lo “sagrado”.
- La impunidad y el silencio que hay en cuanto a la violencia contra mujeres y niños.
- El lenguaje sexista, machista, que estereotipa las relaciones sexuales.
- La comprensión jerárquica que damos al ser humano otorgando más valor a su riqueza, raza, sexo y no a su dignidad de hijos de Dios.
Necesitamos desmitificar la sociedad patriarcal y jerárquica que asigna roles a las mujeres, sin solicitar sus opiniones.
Nuevas relaciones mundiales, implica nuevas relaciones de género.
“La revolución antropológica provocada por las mujeres no puede ser ignorada por los hombres. No nacemos para vivir en guetos separados, o en islas aisladas, sino para construir a partir de nuestras semejanzas y diferencias el mundo que queremos. Por esa razón, muchos hombres no sólo han reflexionado la cuestión de género como parte de su vida cotidiana, sino que han procurado repensar en grupos su nueva identidad personal y social.
En esa línea, mujeres y hombres forman parte de la construcción de un nuevo mundo, un mundo de justicia posible. Se trata por tanto de crear relaciones más democráticas e igualitarias, relaciones que deben estar presentes como fermento en todas nuestras actividades. Así, todas nuestras actividades, nuestros pensamientos y acciones deben estar tocadas por el fermento de la igualdad y de las nuevas relaciones democráticas”. (Ivone Gevara).
Equipo Docente Quillacollo
ECUADOR